Pero el amor, esa palabra...
veneno y miel

Y tal parece que soy una de las pocas personas que les gusta más escuchar que hablar, pero no lo puedo callar todo, por eso me creé un blog.

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Quedate en silencio y escucha mis palabras
10 de marzo de 2014 (1:45 p. m.) | 0 flores

Cásate. Este sábado, cásate. Y múdate a la playa, deja que ella decore la casa. Que llene tus rincones. Ten muchos hijos, o sólo uno y consiéntelo. Ve a tu boda este sábado y prométele un amor más allá del amor. Pero cúmplelo, por ella. Ella lo vale.
Ámala, oblígate a amarla. Incluso cuando sea la mujer más insoportable del lugar, ámala. Toma su cabello cuando vomite y vacíe su noche en el inodoro. Tómalo. Dile lo bien que le queda ese vestido verde que tanto odias. Miéntele. Nunca le confirmes que se ve gorda. Miéntele.
Acompáñala donde sus padres, y no la dejes sola. Sabes que le da miedo enfrentarlos, no la dejes sola.
Ve a tu boda el sábado y no leas tus votos, memorízalos. Baila la canción que eligió para ustedes. Sonríe en cada foto que les tomen juntos. Desabróchate la corbata y siéntate en la mesa donde haya más gente desconocida. Pregúntales qué piensan del pastel.
Recuerda obligarte a amarla. Todos los días de tu vida, oblígate a amarla.
Dile los secretos que a mí nunca me contaste porque te daba vergüenza. Desnúdate. Nunca dejes que su cabeza toque la cama sin tu brazo detrás. Haz de su vida TU vida.
Escúchala. Yo sé que eso es lo más difícil para ti, pero hazlo. Se espontáneo: róbale un beso en el trabajo, frente a su ex novio, incluso dormida. Bésala mucho.
No me extrañes. Ni en la boda ni en ningún lado. Ve a tu boda y no pienses que habría sido mejor no dejarme ir. No me imagines en ese vestido de novia, sabes que yo siempre seré un caos.
Bórrate de mi mapa. No me busques en los cafés de París, olvídame. Oblígate a amarla, de ahora en adelante, no olvides amarla. Cuenta con ella, y asegúrate de que ella cuente contigo. Enséñale la cicatriz que tienes en la pierna, deja que te explore. Arráncale los miedos, límpiala de todo dolor.
Haz que se sienta segura. Llévala a nadar mar abierto, y naufraguen un rato. Hazle el amor en un hotel siempre distinto. Siéntela. Jueguen. Manda a tus hijos al extranjero y endéudate con la hipoteca. Envejece y estremécete con sus arrugas. Recorre cada uno de sus lunares.
Angústiate cuando pierda peso. Llévala al mejor hospital de Houston. Cómprale las medicinas y la marihuana para el dolor. Cúrala. Consíguele un retazo para cuando la radiación le haya borrado el cabello. Muéstrale las fotos de su boda aquél sábado, y vuelve a contarle tu anécdota de la noche de bodas. Sabes que reirá por dentro.
Déjala morir.
Respira.

Autor desconocido