Pero el amor, esa palabra...
veneno y miel

Y tal parece que soy una de las pocas personas que les gusta más escuchar que hablar, pero no lo puedo callar todo, por eso me creé un blog.

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Y cuando le gritaba "te quiero" ella escuchaba "te hiero", y la perdía cada vez más
14 de septiembre de 2013 (7:50 p. m.) | 0 flores

Nunca entendió que la quería pero que no sabía querer, y que por eso aquello nos dolía tanto a los dos. Y, bueno, sobrevivimos. Creo. Recuerdo cuando se alejaba, fue la última vez que nos vimos, y es una pena que sólo tuviese la necesidad de demostrarle las cosas cuando ya ni demostrar las cosas podía salvarnos. La culpa la tuvo la distancia, que distorsionó las palabras, y cuando le gritaba "te quiero" ella escuchaba "te hiero", y la perdía cada vez más. No acompañaron las circunstancias, ni lo hicieron luego. Estas cosas pasan constantemente, supongo. Tengo un álbum lleno con fotografías que nunca me hice con un montón de personas que huyeron. No le doy más vueltas al asunto. Al final, si aquello dolió, fue porque la necesitaba como si necesitase algún chute. Y porque me dijo adiós cuando yo aún no me había desintoxicado. Síndrome de abstinencia, los síntomas fueron los mismos. Y que alguien me perdone si no sé querer sino arañándome. Que alguien me diga que mi esperanza de vida es más alta que la de aquel día en la que se despidió sin recoger del cajón su ropa. A veces necesito eso. A estas alturas creo, y ojalá me equivoque, que la única forma que tengo de escapar del precipicio es saltando hacia él, y que sea lo que tenga que ser. O que no sea. O que me llame un día y me diga de quedar para tomar un café. O que me practique la respiración asistida, porque a veces, al no estar ella, olvido cómo era eso de vivir. Qué agobio.

Autor desconocido